Pedro Hormigo o el arte de no
dejar a nadie indiferente
El escultor de Sant Antoni deja volar su imaginación para esculpir unas obras que despiertan sentimientos encontrados
JORGE MONTOJO
SANT ANTONI.- Tiene toda la pinta de un visionario capaz de adelantarse a su tiempo con imágenes que no puede sujetar y salen de su imaginación a la manera de una destapada caja de Pandora, en un torrente de ideas que le lleva a estar trabajando sin tregua durante dias enteros.
Pedro Hormigo (Sant Antoni, 1971) es un polifacético escultor de ideas inquietantes que plasma en unas obras que no permiten dejar a nadie indiferente. La muerte y el nacimiento, el sufrimiento que observa y la belleza de una naturaleza caótica que por eso mismo funciona.., están presentes a lo largo de una obra que ha paseado por medio mundo, sobre todo, entre Estados Unidos y la isla de Tanit: «He vivido 8 años en Nueva York y he de admitir que es una ciudad que me entusiasma. Algo extraño en un principio por que me considero un auténtico payés al que le gusta su campo y su isla. Pero mira, esa es una gran ciudad en la que me he sentido muy agusto, pero ahora no puedo volver, no me la imagino sin las Torres».
Y es que Pedro es un artista al que influye sobremanera eses actos terrorists que no hacen más que | «Temo a la apatía, por eso me gusta que mi obra atraiga a unos y repela a otros» |
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confirmar la teoria del homo, homini lupus: su obra Ecaliptus de Sirimusa representan la matanza integrista realizada en Argelia, y en sus palomitas con un velo negro de muerte, denuncia los inútiles y cobardes asesinatos de una ETA mafiosa y estúpida que se recrea en el sinsentido amargo que la sostiene.
Ahora, después de ser testigo en directo de la_muerte de más de 3.000 personas por obra de otro grupo de fanáticos, afirma que es pronto para volver a una dudad que adora. Tal vez lo haga cuando realice su personal catarsis a través de la escultura.
Enamorado de la cultura púnica ha recreado la imagen de Tanit para el Museo Arqueológico: «Dicen que los cartagineses no tenían la técnica tan avanzada como los griegos, pero yo no estoy de acuerdo: lo que sucede es que tenían otro concepto artístico que les Ilevaba a no representar fielmente lo que observaban, sino através de un plano más surrealista».
Ha preparado durante dos años las Fallas, creando durante meses unas obras que el fuego aniquila en media hora y eso le fascina porque es un Prometeo moderno que sabe del poder de lo efímero para permanecer en la memoria de los hombres y quiere subir al Olimpo para robar más ideas divinas. Parece pensar al igual que Quevedo cuando decía aquello de «huyó lo que era firme y tan sólo lo efimero permanece y dura».
Algunos sostienen que uno no es un artista reconocido hasta que no les roban alguna obra: por lo visto los cacos tienen mejor gusto que los marchantes de arte. Y para ellos está claro que Hormigo lo es, pues hace poco le han robado una escultura en bronce llamada El parto de Dalí.
Ahora vive y trabaja en su cosa de Sant Antoni en donde le despierta cada mataña a eso de las siete, un canario al que él, lejos de querer ahogarlo, está construyendo una jaula enorme: «Me acompaña cuando trabajo y canta junto al piano de Glen Gould interpretando a Bach, Miles Davis oPink Floyd. A mi me gusta trabajar con musica».
Admirador de Giacometti, Goldsworthy y GargaIlo, es un escultor de raza: es sobrino de Antonio Hormigo y ha frecuentado el taller de Julio Bauzá. Pero Pedro presume de autodidacta que ha hecho camino al andar por el campo de la práctica y sus creaciones siempre innovadoras como la Creación de Eva, colibríes que resurgen de sus cenizas, máscaras que presentan la verdadera realidad, escorpiones que destilan el veneno vitalista.. son muy personales y en ellas se adivina la huella de alguien que no tiene miedo a ser diferente ni a las diversas reaciones que pueda suscitar. Tan sólo teme la apatía.
Al igual que la escritora Agatha Christie (quien dictaba tremebundos crímenes a su secretaria mientras se bañaba entre aceites y espuma), la bañera es algo fundamental en su proceso creativo; «El primer esbozo lo suelo hacer en la bañera. la ducha no está hecha para mí, las prisas no son inspiradoras». Cuando está esculpiendo parece entrar en trance con los ojos a veces desorbitados: «Me suele dar un flash de 10 minutos y ya tengo la idea: es como si la piedra me hablara porque la idea ya está allí».Su estudio habría entusiasmado a Hamlet y a Byron por los cráneos que muestra. Pero Pedro no parece llegar al punto de brindar con una calavera: «Es un molde de mi propia cabeza y ha provocado más de un susto en algún aeropuerto en donde sin duda creyeron que era un psicópata que iba cercenando cabezas y viajaba con ellas».
Y Pedro, avanza siempre contra viento y marea buscando nuevas formas de expresión tales como el diseño de casas payesas, la escenografía de una obra de Chejov, capiteles con gárgolas que pronuncian secretos de alquimia, en un proceso creativo cuya llamada no puede ni quiere resistir.