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 Ultima Hora Ibiza Viernes, 13 de febrero de 1998

CULTURA
y Espectáculos
Tiene 27 años y es  sobrino del escultor Toni Hormigo. Desde hace tres años vive entre Nueva York y Eivissa en
donde acaba de realizar 15 reproducciones del busto de la diosa Tanit por encargo del Museu Arqueológic. Especializado
en la escultura en bronce, tiene la intención de volver lo más pronto posible a su isla y montarse un estudio.


Pedro Hormigo: «En mi obra busco la relación entre la vida y la muerte»

Natural de Sant Antoní, vive a caballo entre Nueva York y Eivissa, en donde acaba de realizar 15 reproducciones de Tanit
        JULIO HERRANZ
      FOTO: VECINA FENOLLOSA
Lleva tres años viviendo en Nueva York, trabajando de monitor en una escuela de fundición y fundiendo obras para otros artistas; pero Pedro Juan Hormigo (en su nombre artístico suprime el primer apellido) nació en Sant Antoni hace 27 años y es sobrino del escultor Toni Hormigo, hacia quien siente una profunda admiración y respeto por su obra, hasta el punto de no querer realizar esculturas en madera, «porque ese es el terreno de mi tío, lo hace tan bien que prefiero desmarcarme de ese material y centrarme en el bronce», afirma.
De vuelta a Nueva York, acaba de pasar unas semanas Eivissa realizando un  encargo del Museu Arqueológic, 15 reproducciones del icono más famoso de la casa, el busto helénico del siglo II a.C. conocido como la diosa púnica Tanit: «Con lo de la Tanit estoy encantando; por tener la posibilidad de acceso directo a la obra y por poder trabajar sobre ella y ver el proceso creativo del artista que la hizo, intentando repetirlo con el mismo sistema de presión a plancha que el original y resolviendo los mismos problemas que él pudo tener», explica Pedro Hormigo, asegurando que lo relativo a su trabajo ya está listo: «Hemos hecho 15 reproducciones para el museo, que han tardado más de lo previsto por culpa de la humedad. El invierno es terrible para trabajar en cerámica, pues cuesta mucho secarla.
Me imagino que dentro de una semana ya estarán cocidas, en el taller de Julio Bauzá; luego las llevará al museo para el proceso de pintado, del que se encargará la restauradora, Angela Morcillo. Supongo que para dentro de tres semanas habrá ya algunas disponibles».La idea de hacer el busto de Tanit, le vino hace tres años cuando realizó una exposición sobre el mundo púnico junto a Julio Bauzá y Toni Tur: «Me encanta la arqueología; estuve varios años trabajando en la escuela taller de Dalt Vila y he trabajado varios años con el museo. Son influencias importantes en mi obra, como la de mi tío y el trabajo en cerámica antigua que hace Julio Bauzá, un gran artista pero poco reconocido en la isla. Y lo será siempre, porque su obra no es para Eivissa, aquí no se entiende. Una pena, porque es un gran creador, te lo aseguro», recalca.

NUEVA YORK-EIVISSA

Pedro Hormigo reconoce que no ha tenido ningún tipo de formación académica al uso, sino que su enseñanza proviene de haber trabajado con muchos artistas, tanto en la isla como en Nueva York; «al principio haciendo obras para ellos o aprendiendo la técnica para mí, como lo que estoy haciendo ahora en Nueva York, que estoy de monitor en una escuela de fundición, que es de lo que vivo, fundiendo obras para otros artistas.Me traen la pieza en barro o lo que sea, saco el molde y me encargo de asesorarlos sobre la fundición, o la hago yo». Primero estuvo con un artista checoslovaco; haciendo retratos. Después pasó a una escuela para trabajar en bronce «porque me parecía lo más interesante de cara a lo que yo quería hacer, montar un

estudio en Eivissa. Pero no sé cuanto tiempo estaré en Nueva York. La situación actual, ilegal, es pesada, porque tengo que entrar y salir cada tres meses, como turista, y eso condiciona hasta mi vida sentimental, pues vivo con una neoryorkina y eso de estar de acá para allá es complicado».
De todas formas, aunque Nueva York  le tira («una vez que has vivido allí, la Gran Manzana te engancha»), la idea de Pedro Hormigo es  instalares en Sant Antoni: «yo soy un payés, y no me gusta la política capitalista ni el mundo anglosajón, lo que se entiende bien por el hecho de ser de Sant Antoni. Así que he tenido que tragar mucho orgullo antiamericano, algo que me ha afirmado en la dedicación a mi trabajo y a entender la relación entre la vida y la_muerte, que en el fondo es la idea central de todo mi trabajo creador», precisa desde la perspectiva de la lucha cotidiana para salir adelante en una sociedad tan competitiva como la neoyorkina, máxime desde su condición de ilegalidad, con la precariedad que ello representa para su estabilidad: «Desde luego, pero al final te acostumbras; sobre todo si tienes a alguien que te quiere a tu lado. Y por el trabajo, ahora estoy preparando una exposición», señala.
· «No sé cuanto tiempo estaré en Nueva York, porque eso de estar ilegal, teniendo que salir cada tres meses y volver como turista, es pesado. Pero mi novia es de allí, y la verdad es que esa ciudad te acaba enganchando»

· «Me encanta la arqueología. Estuve trabajando en la escuela taller de Dalt Vila y he hecho varías cosas para el Museu Arqueológíc. Me gano la vida de monitor en una escuela de función en la ciudad de Nueva York» 

Trabajando el bronce

El escultor sujeta una de sus figuras de bronce en la casa familiar de Sant Antoni. La intención de Pedro Hormigo (abajo) es la volver a la isla y establecerse en su pueblo de origen, «porque soy un payés y quiero volver a mis raíces».

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